Mi nombre es Natalia Campos Chaves, en el año 2017 cuando mi hija mayor tenía 9 meses de edad empecé a buscar acerca de la donación de leche materna y fue en ese momento que conocí la Fundación Catalina Vega, pero como mi hija era mayor de 6 meses, no me fue posible certificarme como donadora.

Entonces me propuse que, si volvía a tener un bebé, iba a llegar a ser donadora, y así fue en el 2018 a los 15 días de nacida mi segunda hija, me puse en contacto con la Fundación y en menos de un mes me certifiqué como donadora. Fueron tres meses de muchos retos y aprendizaje para mí, pero el amor por la causa me permitió lograrlo.  Y lo logré, sin lugar a duda, gracias a mi esposo; él me ayudaba con las dos niñas mientras yo alistaba todo, las dormía para que yo me pudiese extraer la leche, antes de irse a la oficina pasaba al centro de recolección a dejar mi lechita, sabía que en el congelador de la refrigeradora había un área especial para la leche, así como una esponja para lavar todo lo necesario, definitivamente fue un trabajo en equipo.

Terminó mi certificación y decidí apoyar de otra forma a la Fundación: yo iba a recoger la leche de una donadora a la que se le había dañado la refrigeradora, la guardaba en mi congelador, la llevábamos al centro de recolección y le llevábamos los nuevos frascos a la donadora. También colaboré en las ferias de EXPO kids y de nuevo mi esposo se quedaba con mi hija mayor ya fuera en casa o en el Mall, mientras yo apoyaba a la Fundación, de nuevo un trabajo en equipo, de familia.

En diciembre 2019 se dio la hermosa oportunidad de ser madrina, hablé con mi esposo de lo que iba a involucrar y él siempre dispuesto, y de ahí él vio la necesidad de automatizar ciertos procesos administrativos de la Ruta de la Leche. Inmediatamente se involucró más en la causa y las vacaciones de ese año las dedicó a programar procesos que la Fundación hace y logró automatizarlos mediante un APP que actualmente se utiliza y es de mucha ayuda. Hoy me llena de orgullo ver cuánto amor tiene por la causa y el tiempo que ha dedicado más sus conocimientos para lograr hacer esta aplicación.

Y en el pasado 2020 se nos presenta otra oportunidad:  ser Centro de Recolección, lo cual aceptamos con toda disposición y ha sido maravilloso, porque hasta mis dos hijas está involucradas:  saben que vienen a dejar la Leche o que viene el mensajero a recogerla, ellas me ayudan a llenar la hielera, a saludar y dar la bienvenida a todos siempre con una sonrisa, han aprendido que la lechita es para bebitos enfermos y a pesar de su corta edad, ellas también trabajan para la Ruta de la Leche.

Toda esta experiencia es y ha sido una gran una bendición para nuestra familia y hasta que nos sea posible seguiremos apoyando a los bebitos que tanto lo necesitan.

Somos la Familia Mulgrave Campos, orgullosamente voluntarios de la Fundación Catalina Vega.

¡Gracias a Dios y a la vida por esta experiencia tan maravillosa!