Descripción del proyecto

Tábata Meoño Moreno

Soy mamá de dos bellos prematuros, Thiago y Evans, mis hijos me han enseñado que a pesar de esos diagnóstico y días tan amargos, al final viene esa gran recompensa y es tenerlos en mi vida dándole mucha alegría y que sean testimonio de fe.

Los bebés prematuros en todo el proceso de hospitalización son tan valientes,  que esos días están llenos de diferentes análisis.

Mi historia empieza un 09 de junio del 2016 con el nacimiento de mi pequeño guerrero Thiago con 31 semanas, mi pequeño fue tan valiente durante 22 largos días, llenos de angustia, no era lo que esperaba, como mamá soñé con llevar a mi pequeño a la casa ser yo quien lo alimentara por primer vez, ser yo quien cambiará su primer pañal; quería ser yo quien le diera ese calor, quería un momento mágico e inolvidable y no fue así.  A las 8:05pm de ese 09 de junio es donde mi historia empieza, al fin nace el amor de mi vida, pero no en las circunstancias que deseaba, al siguiente día luego de horas tan largas al fin lo conocí, conocí a mi gran amor, en la U. C. I envuelto entre cables, y en una cajita de cristal.

Ese pequeño estaba luchando por vivir, por quedarse a mi lado. El 11 de junio recibí una noticia que me alegró la vida, Thiago al fin respiraba solo y saldría de cuidados intensivos. Luego de pasar 22 días en oración al fin mi bebé tiene salida, por fin podría tenerlo solo para mi.

Actualmente Thiago tiene 4 años,  es un niño sano, inteligente, y amoroso.

Un 14 de noviembre del 2019 me enteré que esperaba a mi segundo hijo, con miedo de pasar de nuevo ese proceso que lastimosamente sucedió de nuevo.

Otro bebé prematuro, esta vez de 32 semanas, el 19 de mayo del 2020 a las 4:47 mi amor se multiplicó por la llegada de mi otro motor: Evans.

Nuevamente mi fe se pone a prueba, pero esta vez fue más difícil, Evans duró una semana en la U. C. I, intubado, con máquinas que lo ayudaban a respirar, recuerdo perfectamente pedirle a Dios por mi bebé, que saliera sin secuelas de ese proceso tan difícil.  Para el 25 de mayo Evans ya respiraba solo y su recuperación era lenta pero exitosa y ahora solo quedaba esperar el gran día de llevar a mi hijo a casa.

No saben la sensación tan hermosa que sentí al ver a mis hijos conocerse por primera vez, al fin esa pesadilla acabó, ya podía tener a mi mayor felicidad junta.

Mis hijos me enseñaron que los planes cambian, que las pequeñas cosas vienen con resultados maravillosos.   Mis amores lo más preciado que tengo en mi vida, mis valientes hombres, todavía recuerdo verle a ambos su cuerpito con moretes de tantos análisis que les realizaron, para su bien, para poder tenerlos conmigo.  En esos momentos entendí que mis planes cambiaron. Pero también en eso procesos conocí personas maravillosas, que estaban ahí para mis bebés y para mi en todo momento, personas que son una bendición en nuestras vidas.

A raíz de toda esta experiencia, hice una promesa con Dios, que el dejara que Evans pudiera respirar por si solo y a cambio yo donaría vida, esperanza y amor para todos esos pequeños que luchan por sobrevivir, por permanecer al lado de una familia que los ama, y espera con ansias el día cuando por fin puedan irse a casa.

Actualmente concluí mi ciclo de donación de leche pero continúo colaborando con la Fundación y ahora soy madrina de nuevas donadoras.
Fue así como me convertí en donadora de Leche Materna de la Fundación Catalina Vega por tres meses, labor que realicé agradecida y convencida en que es vida en gotas para esos bebitos prematuros como mis hijos.

A vos te sobra, a él le ayuda

Toda la leche que se done al Banco de Leche Humana se le brindará a los bebés prematuros internados en la Caja Costarricense de Seguro Social.

Testimoniales
Donar Hoy