Descripción del proyecto

Viviana Fernández

Hola, mi nombre es Viviana Fernández y conocí a la Fundación Banco de Leche Humana Catalina Vega desde su creación ya que nació con un bebé prematuro necesitando leche materna de donadoras. Yo ya tenía un hijo prematuro y evidencié, por mi experiencia personal, los beneficios de la leche materna en los neonatos hospitalizados, especialmente en los que nacen prematuramente.

Durante mi primer embarazo, no le di mucha importancia al tema de la lactancia materna. Como toda mamá primeriza, quise pensar en dar pecho a mi bebé, a demanda como dicen los expertos. Pero cuando mi fuente se rompe inesperadamente a las 28 semanas de gestación con un embarazo gemelar, la lactancia pasó a último plano. Mi preocupación más grande era que mis hijos sobrevivieran con un peso y talla de bebés de 26 semanas. Lamentablemente, uno de ellos falleció y el otro estaba en un coma inducido. Fueron días muy difíciles, la experiencia de maternidad que nunca imaginé. Y así, mi experiencia de lactancia inició con un extractor eléctrico en el hospital.

Por un lado, las enfermeras me decían que debía ponerme el extractor para promover la bajada de la leche, era desmotivador ver que no salía ni una gota. No tenía a mis bebés cerca como las madres que tienen un parto a término así que ignoraba si efectivamente me saldría algo de leche en algún momento o si estaba perdiendo mi tiempo. Efectivamente, unas gotas de calostro se asomaron a los días y con ilusión se las llevé a las enfermeras de Neonatología, con la triste noticia que no se las podían dar a mi bebé en coma inducido y que eran muy pocas para congelar y dárselas en un futuro. Aún así, seguí poniéndome el extractor cada 3 horas y empecé a ver cómo iba aumentando la cantidad de mililitros en cada extracción y tenía que congelar.

Sin embargo, mi bebé seguía muy grave, había perdido mucho peso y había sufrido una hemorragia en su cerebro.  Me despedí de él en varias ocasiones, me dijeron que con él había que vivir una hora a la vez. Y lloraba cada vez que me extraía leche porque no sabía si algún día mi hijo la tomaría o no. No tenía a ninguna amiga o familiar cercana que hubiese pasado por una experiencia similar, y me sentí muy sola, muy angustiada y, sobre todo, muy perdida.

Así que buscaba información en internet, me empecé a meter en grupos de familias de prematuros de otros países en redes sociales porque no encontraba información en Costa Rica. Y empecé a sentirme acompañada y empoderada, había tantas familias pasando la misma experiencia que yo en otros rincones del planeta. Cada caso era particular pero los miedos, preocupaciones y sentimientos eran similares. Y empecé a leer sobre los beneficios de la leche materna en bebés prematuros y me propuse seguir con las extracciones, inclusive en las madrugadas sin mi bebé en casa para no perder el estímulo y la producción.

Gracias a Dios, mi hijo empezó a evolucionar a pesar de mantener un pronóstico incierto debido a las secuelas de su derrame cerebral. Logré cangurearlo más de un mes después de nacido y empezó a recibir mi leche por sonda debido a que no se alimentaba por boca. Cuando por fin logramos ponerlo por primera vez al pecho, no logró pegarse. Era un momento de tensión porque yo era madre primeriza, porque él era prematuro y tenía débil reflejo de succión. Y a pesar del acompañamiento de las enfermeras, no fue posible pegarlo al pecho ni enseñarlo a succionar ni deglutir, por lo que salió con sonda oro-gástrica al egresar del hospital después de 8 semanas internado, innumerables complicaciones médicas y una montaña rusa de emociones.

Me extraje leche cada 3 horas militarmente (incluyendo madrugadas) por 2 años porque nunca logramos que se pegara al pecho y tenía miedo de que en cualquier momento dejara de producir leche por tener solamente el estímulo mecánico. No conocía a ninguna otra mamá con una lactancia materna extendida a pura extracción. Me convencí de los beneficios de la leche materna en bebés como el mío y tenía montones de bolsitas de leche congelada. Averigüé con el Banco de Leche Materna en aquel entonces, pero no la recibían y para ser donadora, debía ir hasta San Ramón a extraerme la leche. Pero aún así, logré donar de forma informal cuando alguna mamá necesitaba leche para su bebé.

Y unos meses antes del nacimiento de Alejo, el hijo de Catalina Vega, había decidido terminar con mi lactancia ya que mi hijo cumplía sus 2 años y pensé que ya había logrado mi objetivo de darle leche materna extraída todo ese tiempo. Así que cuando conocí la historia de Alejo, me arrepentí de no haber tenido leche para ayudarle pero me propuse que si algún día tuviera otro bebé, sería donadora. Primero porque es el alimento más maravilloso y mágico para los bebés prematuros y segundo, porque es muy difícil para las mamás de estos bebés mantener una lactancia materna entre toda la experiencia de la prematuridad.

Pasaron 4 años y volví a tener otro hijo, esta vez sí tuve un embarazo a término, pero mi bebé venía con una cardiopatía congénita y tendría que ser operado a corazón abierto al nacer para que pudiera sobrevivir. Así que, nuevamente el extractor fue mi fiel compañero, nuevamente me veía sacándome leche en el hospital, transitando los pasillos de Neonatología, con el miedo inmenso de perder otro bebé. Pero finalmente, agradecida con Dios por darme la oportunidad de luchar al lado de mi bebé y verlo salir del hospital un mes después de su nacimiento.

Volví a producir mucha leche y a los 3 meses de nacido mi bebé, me acerqué a la Fundación para convertirme en donadora. Fue una experiencia hermosa, conocer a todas las voluntarias, a otras donadoras que, a diferencia mía, no conocían el mundo de la prematuridad y las necesidades de estos bebitos tan frágiles y vulnerables, admirarlas por ese amor que ponían en cada gota donada. Lograba llenar más frasquitos de los que me enviaban, para mí era común andar con el extractor conmigo y  seguir los protocolos de higiene para extraerme la leche. Así que logré donar al Banco de Leche por 22 meses consecutivos (355 frascos y 2081oz en total), doné informalmente también y logré tener una lactancia materna de casi 4años con mi hijo menor con todo y sus 4 cirugías cardiacas. Me convertí en una activista y admiro la labor que hace la Fundación Banco de Leche Catalina Humana por buscar siempre el mayor abastecimiento de los bancos de leche humana del país y apoyo a las donadoras.

Y co-fundé una ONG sin fines de lucro para brindar apoyo a las familias de prematuros en nuestro país, con lo que hemos trabajado colaborativamente como fundaciones hermanas en beneficio de los pequeños grandes campeones que nacen antes de tiempo. Así que agradecida y honrada como mamá, como donadora y como presidenta de una fundación de prematuros, de compartir mi testimonio para ayudarle a la Fundación Banco de Leche Humana Catalina Vega, apoyar a otras  donadoras que se preguntan si su leche realmente beneficiaría a otro bebé y llevar esperanza a otras madres con bebés hospitalizados al nacer que no conocen aún la magia de la leche materna.

A vos te sobra, a él le ayuda

Toda la leche que se done al Banco de Leche Humana se le brindará a los bebés prematuros internados en la Caja Costarricense de Seguro Social.

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